Cuando se habla de estrategia digital, es fácil encontrar casos de éxito que muestran resultados espectaculares. Lo que no se suele contar son los tropiezos que hubo antes de llegar allí. Y sin embargo, son esos errores los que más enseñan y los que marcan la diferencia en el crecimiento de un negocio.
En nuestra experiencia, hemos cometido errores que al principio parecían fracasos, pero que con el tiempo se convirtieron en aprendizajes valiosos. Contarlos no es una señal de debilidad, sino de honestidad y de experiencia real.
Error 1: empezar sin un plan claro
En más de una ocasión nos lanzamos a crear una web o a abrir canales digitales sin tener un plan definido. La ilusión era mucha, pero la estrategia estaba ausente. El resultado: esfuerzos dispersos, tiempo invertido sin rumbo y objetivos que nunca se alcanzaron.
Lo que aprendimos: una estrategia digital no empieza con herramientas ni con plataformas, empieza con una visión clara de los objetivos. Definir qué quieres conseguir es la brújula que evita perderse.
Error 2: obsesionarnos con estar en todas partes
Otro fallo fue intentar estar presentes en todas las redes sociales a la vez. Abrimos cuentas en varias plataformas sin pensar si ahí estaba nuestro público real. Al final, la gestión era insostenible y los resultados, mediocres.
Lo que aprendimos: mejor poco y bien que mucho y mal. Elegir los canales adecuados y trabajarlos con constancia da más frutos que dispersarse en todos los sitios posibles.
Error 3: priorizar lo bonito sobre lo útil
También caímos en la trampa de dar más importancia al diseño bonito que a la estrategia de conversión. Creamos páginas llamativas que impresionaban a primera vista, pero no estaban pensadas para guiar al usuario ni generar confianza.
Lo que aprendimos: el diseño es clave, pero debe estar al servicio de la conversión. Una web que no convierte es solo un escaparate caro. Una web estratégica es una inversión.
Error 4: olvidar la importancia del contenido
Durante un tiempo dejamos en segundo plano el contenido. Teníamos la web, teníamos los servicios, pero no generábamos recursos que atrajeran tráfico ni demostraran autoridad. Como resultado, dependíamos demasiado de la publicidad.
Lo que aprendimos: el contenido de valor es el motor que atrae clientes de forma orgánica y sostenible. Un blog actualizado, guías útiles o casos de éxito construyen confianza y posicionamiento.
Error 5: no medir lo suficiente
Otro de nuestros grandes fallos fue no prestar atención a las métricas desde el inicio. Publicábamos campañas, hacíamos cambios en la web y esperábamos resultados, pero sin analizar realmente qué funcionaba y qué no.
Lo que aprendimos: lo que no se mide, no se puede mejorar. Las herramientas de analítica son indispensables para tomar decisiones con datos y no con intuiciones.
Error 6: creer que los resultados son inmediatos
En más de una ocasión caímos en la impaciencia. Queríamos resultados rápidos y, al no verlos, pensábamos que algo estaba mal. Esa visión nos llevó a abandonar estrategias que necesitaban tiempo para dar frutos.
Lo que aprendimos: el digital es constancia. Los resultados llegan, pero requieren paciencia y ajustes continuos. Lo importante es construir bases sólidas en lugar de buscar atajos.
Conclusión: los errores son parte del camino
Mirando atrás, los errores que cometimos fueron en realidad la mejor escuela. Nos enseñaron a valorar la importancia de la estrategia, a priorizar lo que importa y a no caer en la trampa de lo inmediato.
La lección principal es que los errores en estrategia digital no son un fracaso definitivo, sino un paso necesario hacia la mejora. Y compartirlos no solo ayuda a otros a evitarlos, también refuerza la confianza de quienes buscan trabajar con alguien que ya pasó por ese proceso y aprendió de él.